
Cada año el Camino toma un matiz diferente y este no podía ser menos. Este año se le podría llamar “Año del Agua”
Para empezar, salimos en coche con Carlos y Esthy que nos
llevaron a Monzón. Allí almorzamos y nosotros emprendimos el Camino y ellos se
quedaron haciendo turismo por la zona. A la hora de comer nos volvimos a juntar
en el final de nuestra etapa, en Berbegal. Luego ellos tomaron el camino para
su casa.

Otra característica de este año ha sido el ambiente rural
por el que hemos pasado. Hemos pasado y pernoctado en pueblos de 40, 60 y 80
habitantes sin ningún tipo de servicio y eso te obligaba a llevar algo de
comida para paliar este problema. En algunos no había nada, en otros tenían un
local social que abrían por la tarde, en uno había una pequeña despensa con
comida envasada para que tú te sirvieras y luego dejaras la voluntad. Algunos
albergues estaban poco cuidados o con pocos servicios. Hay que tener en cuenta
que nosotros hemos dormido 6 noches en el Camino y no nos hemos encontrado a
ningún peregrino más, hemos dormido solos cada día. El precio de estos
oscilaban entre los 10€ los mejores y 5€ los pequeños, esto hace que al
ayuntamiento no les salga muy rentable.
Otro detalle a destacar es que casi todos los pueblos están
en un alto con rampas importantes.
Como me decía una peregrina amiga, “eso es el Camino”.
Este año no hemos perdido ningún día de viaje, ya que el
primero nos llevo Carlos y el último acabamos de andar a las 16 horas en Ena y
utilizando taxi, autobús, autobús, tren y coche particular, a las 23’50h
entrabamos en casa.
Como resumen, decir que hemos andado 147 kms a una media de
21 kms por día. Que hemos parado en Berbegal, Pueyo de Fañanás, Huesca, Bolea,
Sarsamarcuello y Ena. Ya llevamos 3.275’7 kms por diferente Caminos de
Santiago.
Con este tramo andado, hemos unido el Mediterráneo con el
Atlántico y el Cantábrico.
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