Volvemos de nuevo al Camino. Este año empezamos acompañados
por nuestro hijo Carlos, que quiere probar la experiencia. Haremos juntos desde
Ourense hasta Santiago de Compostela.
Salimos el domingo 20 de mayo del 2012 por la noche, ya que
Carlos trabaja sábados tarde y domingos mañana. Viajamos toda la noche en tren
desde Barcelona a Ourense. Nada más llegar, buscamos el centro de la ciudad y
empezamos el Camino.
Galicia tiene una geografía muy accidentada lo que se
traduce en etapas bastante rompepiernas. Aunque este año íbamos con una buena
preparación física, los quilos de la mochila pasan factura.
Las etapas no han sido excesivamente largas, salvo la
penúltima de 27’5 kms por querer ir a un albergue y no quedarnos 5 kms antes en
un hostal, pero valió la pena.
El tiempo fue bueno, algunas nubes, algunas gotas sueltas
sin importancia y algo de niebla, sobre todo el último día para llegar a
Santiago.
Paramos en San Cristovo de Cea (albergue), Castro Dozón
(albergue), Silleda (habitación), Outeiro (albergue), Santiago (hostal).
Oficialmente andamos 113’7 kms a una media de 22’7 kms. Ya
llevamos 2055 kms de Camino de Santiago.
Después de tantos kilómetros en el Camino, es la segunda vez
que llegamos a Santiago y la segunda Compostela que tenemos. Subimos a saludar
al “Santi” en la catedral.
A partir de este momento, Carlos regresó a casa para
trabajar al día siguiente y con un buen sabor de boca de sus vivencias en el
Camino, tanto es así que posiblemente vuelva en septiembre con Esther.
Nosotros seguimos para hacer el Camino de Fisterre y Muxia,
pero después de hacer dos etapas más, a Manoli le dio lumbago y se acabó el
Camino en ese momento. Estuvimos dos días en Cee en un hostal esperando su
recuperación y cuando fue posible nos volvimos a casa en avión. Realmente
andamos 167 kms. La última etapa fue de casi 33kms y casi toda la mañana
lloviendo, con un golpe que se dio en la cabeza con una rama al pasar una
pasarela de madera y resbalarse a continuación con desequilibrio de la mochila
estando a punto de caerse por el barro.
A nivel humano conocimos a Manolo de Córdoba (que empezó en Córdoba),
al señor Paco de Olesa, a un grupo de cordobeses que iban unos a caballo y
otros de intendencia, y a la familia Pascual encabezada por Vicente, su hijo
Raúl y un poco menos a su hija y sus dos cuñadas que relevaron a Raúl en
Santiago. Como mención especial nuestro agradecimiento a Paco (los Pacos somos
así, jijijiji) el dueño del bar As Pias de Olveiroa que nos ayudó en el momento
que Manoli se quedó clavada.
Este contratiempo me ha dejado un poco desconcertado, no sé
si se podía haber evitado o son circunstancias de la vida. Ya hablaremos del
año que viene.
Hay que decir que a los 13 días Manoli ya estaba bailando,
no al cien por cien, pero casi. Después de todas las terapias habidas y por
haber.
He puesto algunas fotos más del Camino después de Santiago,
para ver un poco el final del desenlace de este año. Cuando acabemos el trozo
que falta ya pondré el resto de fotos.